domingo, 23 de octubre de 2011

Velocidad

Inspira, espira. Inspira, espira. Inspira, espira. Inspira, espira.
No recuerdo cuando aprendí el proceso de respiración en el colegio. Probablemente fue uno de esos días en que la maestra abrió el libro y nos dijo de leer en silencio, para no molestarle mientras "hacia sus cosas". Este proceso tomó importancia años después, cuando aprendí a correr de forma resistente para durar mas tiempo en un maratón. Mas tarde me di cuenta de lo importante que era en todos los aspectos de la vida, algunos muy privados.
Hay pocas reglas universales y la mayor parte de ellas son incógnitas, pero una de las mas fáciles es la de respirar profundamente. Inspiras por la nariz y espiras por la boca, en un proceso rotatorio y armónico de una belleza única.
Respirar te permite entender todo de forma coherente y te tranquiliza. En la niñez nos enseñan a todos, o a casi todos, que antes de ponernos nerviosos hay que respirar (y contar hasta diez). Pero no entiendo porque al crecer todos dejan de utilizar aquella técnica tan eficaz para resolver todos los problemas. Todo va tan rápido que ya no es facial quedarse a flote.
Hay que levantarse temprano la mañana para aprovechar todo el día. Evitar tomar un buen desayuno, es mejor un café dentro de un vaso de plástico para poder ir corriendo a la meta donde se trabaja o estudia. En el caso de un estudiante, el mío, si hay horas de clase de sobra como para poder acabar el tema y encima hacer excursiones, se recortan para emplearse en otras actividades y ahorrar también dinero. Es mejor ir muy justos.
Sales de clase y llegas a casa, tomas lo primero que te sirven sin saborear o dar las gracias a quien empleó su tiempo para prepararte una buena comida. Llegas a las clases de tarde de inglés, francés, alemán, suajili o chino. Después hay que ir a clase de piano, flauta, oboe o de karate, esgrima, fútbol o ballet.
Llegas a casa, cenas con pocas ganas y te diriges a hacer deberes y trabajos encargados. La vida social se dejan para el fin de semana, que hay que organizar hasta el ultimo minuto para ver a todos los amigos y hacer todos los trabajos que han encargado para la semana siguiente.
Inspira, espira. Inspira, espira. Inspira, espira. Inspira, espira.
Todo va rápido y el mundo solo hace ruido. Mucho ruido. Apetece desconectar de toda esta velocidad que ya se ha vuelto adictiva. Peor que las bebidas con cafeína, los marshmallow o el cappuccino. De hecho en las estaciones de trenes, donde una vez se podía conocer con facilidad la gente que te rodeaba, ahora están todos impacientes para irse. Lo mismo, e igual que en un plano cartesiano, se puede "trasladar" y comparar con los viajes. Nuestro mundo no satisface y la gente huye a mundos lejanos. Señalan una meta y se suben a un avión en el que se duermen y solo observan lo que una guía les garantiza como el camino mas provechoso, para no malgastar tiempo en el horrible camino para llegar hasta allí (como cruzar el horrible desierto floral en Chile para llegar a Argentina) o en dar vueltas por el sitio buscando cosas interesantes.
Como decían los "hombres grises" en la película "Momo, alla conquista del tempo": "Quien tenga tiempo, que no pierda tiempo". Pues ya veis, todos a ahorrar tiempo que no se puede ahorrar para no malgastarlo, cuando por definición hay que gastarlo. Yo prefiero hacerlo relajado y feliz.



(imagen por: http://lil0.deviantart.com/)